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7.5.12

Una tal Razan Ghazzawi


Conseguí hablar con Razan tres días después de salir de su primer arresto. Estaba enfadada y un poco avergonzada. La campaña puesta en marcha pidiendo su liberación había alcanzado una gran difusión, y eso provocó que varios abogados se interesaran por su caso. Algunos, utilizando sus relaciones dentro de los cuerpos de seguridad, consiguieron entrevistarse con ella. “A uno lo dejé plantado después de decirle cuatro cosas y volví a mi celda”, me contó. Había muchas detenidas por las que nadie preguntó, y probablemente sus familias no sabían donde estaban. Esto enfurecía a Razan, y tanta atención sobre su caso le hacía sentir verguenza. Salió de la cárcel echando chispas de ira contra el concepto del Detenido Estrella. Inevitable, le dije. Incómodo, me contestó.

Luego hablamos del antiimperialismo de hojalata que defiende al régimen sirio, y del antisionismo que se hace el loco al ver que tiene en contra a una población palestina muy solidarizada, en general, con el pueblo sirio. Es nuestro tema, el de dos sirios propalestinos de izquierdas que vieron, durante el año que pasó de revolución en Siria, que muchos de los compañero de viaje de tiempos pasados no eran más que un decorado bizarro.

Razan es una chica insoportablemente idealista. Aficionada, sin quererlo, a meterse en líos yendo hasta el final por sus ideales, aunque admitía que no era inmune a los ataques que recibía y alguna que otra vez desapareció una temporada para curar sus heridas de guerra antes de volver a la batalla por temas como la causa palestina y la oposición al régimen sirio, así como temas sociales como los derechos de los homosexuales y otras libertades individuales. Es de este tipo de gente que vemos siempre portando las pancartas de las causas perdidas, es de los que impiden que las causas perdidas pasen a muertas. En manos de gente como Razan las causas perdidas a veces vencen, y si no lo hacen al menos ganan ese halo de luminosidad que tanto molesta a los que a veces caen en la conformidad de un realismo que es de todo menos mágico.

En el mundo donde vive Razan el realismo es muerte, opresión, silencio, miedo. Es el mundo donde vive Razan, no el Mundo de Razan. Este se puede ver en su blog o en su cuenta de Twitter.

En un post de su blog, el compañero Hussein Ghrer, tras salir de su primera detención, señalaba irónicamente como Razan lo sacaba de quicio con sus rabietas y su temperamento nervioso y su idealismo. Ghrer le agradecía a Razan en el post la ayuda que le prestó a su esposa cuando lo detuvieron. No podía agradecérselo en persona en aquel momento porque Razan ya había sido detenida por primera vez. Hoy ambos están detenidos tras el asalto a la sede del Centro Sirio de Comunicación y Libertad de Expresión. Razan fue puesta, con una parte de los detenidos, a disposición de la Corte Militar, donde se enfrentarán a una serie de acusaciones orwellianas que se suman a las que ya pesan sobre Razan de su anterior arresto. Antes, durante dos meses, tuvo que asistir diariamente de 9:00 a 15:00 a la sede de Inteligencia de las Fuerzas Aéreas. Un día antes de que la pasaran a disposición judicial Razan puso en su Facebook:”Al menos no tendré que volver a este sitio tan horrible”, pero, en lugar de ser juzgada en libertad como se suponía, Razan fue arrestada de nuevo y enviada a la cárcel de Adra, cerca de Damasco.

De Hussein Ghrer, junto a otros 3 de los detenidos del CSCLE, no se sabe nada desde el día del asalto.

La semana pasada, con Razan en la cárcel de nuevo, la campaña que se hizo en su día pidiendo su liberación del primer arresto fue condecorada con el premio BOBs a la mejor campaña de activismo social del año. Una distinción que seguramente enfurezca a Razan cuando salga de la cárcel, pero el propósito de los encargados de la campaña es convertirla en una plataforma para hacer llegar al mundo entero la causa de los presos en las cárceles del régimen sirio como parte de la causa mayor de la revolución del pueblo contra la tiranía de Bashar Al-Asad. Así es posible que la bronca que nos caiga de Razan sea un poco más llevadera.